Mucho se habla por estos días de los bio-combustibles, la energía renovable, el gasoducto Latinoamericano y las potenciales extracciones de petróleo en la provincia. La Argentina prospera, mejora sus condiciones de vida y por lo tanto demanda más recursos. Estos recursos demandan energía. Sí, energía de los más diversos tipos. Energía en forma de combustibles líquidos, gaseosos o sólidos que permite mover camiones con mercadería y colectivos con pasajeros, calefaccionar espacios y generar energía eléctrica que permita mover motores en fábricas o ascensores, que permitan encender la bombita de luz y la televisión.
Todavía no hemos encontrado la forma de producir energía útil en forma ilimita. Con las tecnologías hoy disponibles, la producción de energía está limitada por muchos factores físicos. Entonces sabemos que la energía es escasa. También es difícil detener la vorágine del mundo moderno que demanda cada vez más de este recurso. Sin embargo si queremos una sociedad inclusiva donde todos tengamos acceso a bienes y servicios que usan este recurso escaso, necesitamos re-pensar nuestra forma de organizarnos. El cambio tendrá que venir tanto desde lo individual como desde lo colectivo. Para esto, el Estado deberá ser el impulsor de una reingeniería económica, técnica y social, que nos aliente a movernos en una dirección más sustentable.
Hablamos siempre de aumentar la producción de energía para que esta no se convierta en el factor limitante de una sociedad que desea prosperar. Pero también es necesario enfocar por un rato la mirada en el consumo. Hoy nos toca reflexionar sobre uno de los medios de transporte que existe hace más de un siglo, y que por su simplicidad y eficiencia perdura en el tiempo. La bicicleta.
Consideremos que para viajar 1 Km sobre una superficie plana, una persona con una bicicleta de paseo a una velocidad regular de 20 Km/h necesita tan solo 60 mil Joules (14.5 Kilocal). Ahora bien, un auto recorriendo la misma distancia, con una autonomía de 10 Km/litro, requiere 80 millones de Joules o casi 1.500 veces más de energía.
Esta relación varía en función de las velocidades, el terreno, el tamaño del auto, pero sobre todo varía por la cantidad de pasajeros. Lo mismo podríamos decir de la bici, según el tipo y peso de la bicicleta y la cantidad de cambios que tenga. La energía necesaria para trasladarse puede variar dentro de un amplio rango. Sin embrago la bicicleta utiliza la mayoría de las veces mil veces menos energía que el automóvil.
Si este medio de transporte, es tan eficiente como se plantea, ¿por qué entonces no vemos ciclistas urbanos en gran cantidad? Los principales inconvenientes que se observan en la ciudad de Córdoba para promover el uso de la bici son los siguientes:
1) Cultura automovilística: la inactividad física y el ritmo frenético de las ciudades transforman al automóvil en indispensable y las bicicletas quedan relegadas para quien no tiene otra opción, porque el automóvil particular es inaccesible y el transporte público es ineficiente. Más fashion es moverse en auto, el ciclista urbano es considerado un marginado por no tener vehículo motorizado.
2) Crecimiento urbano descontrolado: la cuidad ha crecido en los últimos 20 años desmesuradamente y se ha expandido a zonas donde antes solo habitaba la naturaleza. El Gran córdoba tiene dimensiones territoriales antes inimaginables. Hay más posibilidades de que bicicletiemos en forma regular cuando las distancias son cortas o medias.
3) Infraestructura de ciclovías deficitaria: sin lugar a dudas que cada municipio debe diseñar su propio plan de infraestructura y promoción del uso de la bicicleta en la forma que lo considere más adecuado, sin embargo la habilitación de carriles con prioridad para las bicicletas, bicisendas que articulen con los barrios, estacionamientos, puentes y semáforos que mejoren la seguridad vial para los ciclistas parecen haber sido tareas relegadas en nuestra agenda municipal.
4) Inseguridad vial: la exposición en la calle de los ciclistas es mucho mayor que la de un automovilista. Imagínense las posibilidades que tiene un ciclista de salir ileso si tiene un accidente contra un automóvil. Estos últimos tienen velocidades varias veces superiores y masas por lo menos 100 veces mayores, por lo que si estos colisionan, la energía cinética de un automóvil es aproximadamente 1000 veces más grande a la de una ciclista. El riesgo de andar hoy por la ciudad de Córdoba con la bicicleta es extremadamente alto.
5) Inseguridad ante los robos: la inseguridad en muchos sectores de la ciudad a partir de ciertos horarios nos hace dudar antes de salir, si vamos a usar la bicicleta. Para que el ciclista urbano pueda moverse con tranquilidad, tiene que disponer de garantías mínimas de seguridad. Esta sin lugar a dudas, es otra de las aristas que el estado debe resguardar.
Todos estos factores no hacen más que agudizar la escasez de participación de los vecinos en el ciclismo urbano. Sin embargo desde organizaciones civiles se promueve el uso de la bicicleta como medio de movilidad en las urbes. El más conocido de los movimientos se llama ¨Masa Crítica¨, este suma ciclistas urbanos en las principales ciudades del mundo, con el objetivo de formar una masa que empiece a preponderar sobre los automovilistas. Por lo que promueven el desarrollo de la infraestructura vial sea hacia el transporte público y los ciclistas.
En Córdoba la masa crítica también intenta tomar forma con los ¨Biciurbanos¨, un grupo de vecinos de San Vicente y General Paz, se organizan para reclamar espacio para cicletear conseguridad y reclaman más bicisendas, más señalización, más estacionamientos para bicicletas, más articulación de las ciclovías con los barrios, y carriles para ciclistas y motociclistas en las principales arterias de la ciudad. El cuarto viernes de cada mes, unen a través del ciclismo la biblioteca popular Vélez Sarsfield y el Centro Cultural San Vicente (saliendo desde Félix Frías y Lima hasta San Jerónimo). Sin lugar a dudas un buen comienzo para lograr un transporte sustentable.
Cada viaje que hacemos en bicicleta, no solo produce un ahorro considerable en nuestro bolsillo, sino incrementamos la suficiencia energética del país, alivia la congestión del tráfico, disminuye la contaminación local del aire y del ruido, contribuimos a detener el cambio climático y a mejorar nuestra salud a través de la actividad física. El transporte sustentable está a nuestro alcance, es hora de que actuemos.
Todavía no hemos encontrado la forma de producir energía útil en forma ilimita. Con las tecnologías hoy disponibles, la producción de energía está limitada por muchos factores físicos. Entonces sabemos que la energía es escasa. También es difícil detener la vorágine del mundo moderno que demanda cada vez más de este recurso. Sin embargo si queremos una sociedad inclusiva donde todos tengamos acceso a bienes y servicios que usan este recurso escaso, necesitamos re-pensar nuestra forma de organizarnos. El cambio tendrá que venir tanto desde lo individual como desde lo colectivo. Para esto, el Estado deberá ser el impulsor de una reingeniería económica, técnica y social, que nos aliente a movernos en una dirección más sustentable.
Hablamos siempre de aumentar la producción de energía para que esta no se convierta en el factor limitante de una sociedad que desea prosperar. Pero también es necesario enfocar por un rato la mirada en el consumo. Hoy nos toca reflexionar sobre uno de los medios de transporte que existe hace más de un siglo, y que por su simplicidad y eficiencia perdura en el tiempo. La bicicleta.
Consideremos que para viajar 1 Km sobre una superficie plana, una persona con una bicicleta de paseo a una velocidad regular de 20 Km/h necesita tan solo 60 mil Joules (14.5 Kilocal). Ahora bien, un auto recorriendo la misma distancia, con una autonomía de 10 Km/litro, requiere 80 millones de Joules o casi 1.500 veces más de energía.
Esta relación varía en función de las velocidades, el terreno, el tamaño del auto, pero sobre todo varía por la cantidad de pasajeros. Lo mismo podríamos decir de la bici, según el tipo y peso de la bicicleta y la cantidad de cambios que tenga. La energía necesaria para trasladarse puede variar dentro de un amplio rango. Sin embrago la bicicleta utiliza la mayoría de las veces mil veces menos energía que el automóvil.
Si este medio de transporte, es tan eficiente como se plantea, ¿por qué entonces no vemos ciclistas urbanos en gran cantidad? Los principales inconvenientes que se observan en la ciudad de Córdoba para promover el uso de la bici son los siguientes:
1) Cultura automovilística: la inactividad física y el ritmo frenético de las ciudades transforman al automóvil en indispensable y las bicicletas quedan relegadas para quien no tiene otra opción, porque el automóvil particular es inaccesible y el transporte público es ineficiente. Más fashion es moverse en auto, el ciclista urbano es considerado un marginado por no tener vehículo motorizado.
2) Crecimiento urbano descontrolado: la cuidad ha crecido en los últimos 20 años desmesuradamente y se ha expandido a zonas donde antes solo habitaba la naturaleza. El Gran córdoba tiene dimensiones territoriales antes inimaginables. Hay más posibilidades de que bicicletiemos en forma regular cuando las distancias son cortas o medias.
3) Infraestructura de ciclovías deficitaria: sin lugar a dudas que cada municipio debe diseñar su propio plan de infraestructura y promoción del uso de la bicicleta en la forma que lo considere más adecuado, sin embargo la habilitación de carriles con prioridad para las bicicletas, bicisendas que articulen con los barrios, estacionamientos, puentes y semáforos que mejoren la seguridad vial para los ciclistas parecen haber sido tareas relegadas en nuestra agenda municipal.
4) Inseguridad vial: la exposición en la calle de los ciclistas es mucho mayor que la de un automovilista. Imagínense las posibilidades que tiene un ciclista de salir ileso si tiene un accidente contra un automóvil. Estos últimos tienen velocidades varias veces superiores y masas por lo menos 100 veces mayores, por lo que si estos colisionan, la energía cinética de un automóvil es aproximadamente 1000 veces más grande a la de una ciclista. El riesgo de andar hoy por la ciudad de Córdoba con la bicicleta es extremadamente alto.
5) Inseguridad ante los robos: la inseguridad en muchos sectores de la ciudad a partir de ciertos horarios nos hace dudar antes de salir, si vamos a usar la bicicleta. Para que el ciclista urbano pueda moverse con tranquilidad, tiene que disponer de garantías mínimas de seguridad. Esta sin lugar a dudas, es otra de las aristas que el estado debe resguardar.
Todos estos factores no hacen más que agudizar la escasez de participación de los vecinos en el ciclismo urbano. Sin embargo desde organizaciones civiles se promueve el uso de la bicicleta como medio de movilidad en las urbes. El más conocido de los movimientos se llama ¨Masa Crítica¨, este suma ciclistas urbanos en las principales ciudades del mundo, con el objetivo de formar una masa que empiece a preponderar sobre los automovilistas. Por lo que promueven el desarrollo de la infraestructura vial sea hacia el transporte público y los ciclistas.
En Córdoba la masa crítica también intenta tomar forma con los ¨Biciurbanos¨, un grupo de vecinos de San Vicente y General Paz, se organizan para reclamar espacio para cicletear conseguridad y reclaman más bicisendas, más señalización, más estacionamientos para bicicletas, más articulación de las ciclovías con los barrios, y carriles para ciclistas y motociclistas en las principales arterias de la ciudad. El cuarto viernes de cada mes, unen a través del ciclismo la biblioteca popular Vélez Sarsfield y el Centro Cultural San Vicente (saliendo desde Félix Frías y Lima hasta San Jerónimo). Sin lugar a dudas un buen comienzo para lograr un transporte sustentable.
Cada viaje que hacemos en bicicleta, no solo produce un ahorro considerable en nuestro bolsillo, sino incrementamos la suficiencia energética del país, alivia la congestión del tráfico, disminuye la contaminación local del aire y del ruido, contribuimos a detener el cambio climático y a mejorar nuestra salud a través de la actividad física. El transporte sustentable está a nuestro alcance, es hora de que actuemos.
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