El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires busca darle forma al bicing, el sistema de alquiler de bicicletas públicas. De acuerdo a una nota publicada en Clarín, los pliegos están listos para lanzar una licitación nacional e internacional para la aplicación de este sistema, que comenzaría con 500 bicicletas, 4 estaciones y 40 puestos operativos. El plan también incluye la ampliación de la red de ciclovías y el mejoramiento de la existente en la actualidad.
Esta alentadora noticia contrasta con la realidad que sufren los ciclistas en esa ciudad cada día.
A pesar de que Buenos Aires cuenta con una ley que promueve el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano, -fue aprobada por la Legislatura porteña en 2007 (nota que publicamos en este sitio)-, lograr la convivencia entre ciclistas y automovilistas es el gran desafío que queda por delante. Los carriles selectivos para bicicletas demarcados no son respetados a pesar de los carteles que lo anuncian constantemente y son utilizados como estacionamiento por los autos durante todo el día.
Las barreras arquitectónicas y urbanísticas son el primer escollo a sortear por los movimientos que defendemos el uso de la bicicleta, pero las barreras que construímos cada día por el mal uso que hacemos de la ciudad, particularmente los automivilistas, son tanto más difíciles que aquellas.
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