Quien recorre las calles de esta ciudad argentina a orillas del Río Paraná (que desemboca en el tristemente célebre Río de La Plata -la mención de estos ríos no es casual) puede encontrarse con un sinnúmero de bicicletas abandonadas, pintadas en las paredes.
Me cuidaste
seguiste de largo.
Dos cuadras mas adelante,
quedó tu bicicleta atada a un viejo árbol,
debajo del asiento
se asomaba una bandera.
-puede no haber banderas- pensé
Seguro que la enarbolaste
antes de tocar el agua,
o la llevaste a otras tierras
y de tanto en tanto la desempolvás,
o la encontró tu vieja
y se fue de ronda con ella.
Fernando Traverso es el autor de este poema y de esas pinturas urbanas.
29 amigos suyos fueron secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura en Argentina.
Uno de ellos había dejado su bicicleta en la vereda, pero nunca pudo volver a buscarla.
Las bicicletas abandonadas en la vía pública son eso: El símbolo de esas ausencias insoportables.
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